Pedro
Crisis política en España
No se distingue precisamente por mantener su palabra, ser confiable o respetar las reglas de juego constitucionales. El presidente del gobierno de España se ha superado a sí mismo creando una crisis política innecesaria (bastante caos había ya organizado en esta legislatura) utilizando las redes sociales para anunciar que necesita pensar si le apetece seguir o no en el cargo.
Tal frivolidad es impensable en el puesto, pero cosas más peligrosas ha hecho. Persistente en el error como pocos y capaz de todo por mantenerse en el poder, su indecisión despierta todas las elucubraciones. ¿Qué sabe él que los españoles no saben?
Todos los ciudadanos se suponen iguales ante la ley, así que si su esposa ha incurrido en tráfico de influencias y negocios inadecuados, que se abra una investigación es lo mínimo. Y que la Justicia, esa que trata de manipular groseramente, decida.
Pedro Sánchez juega a que resurjan las dos Españas de 1936. Divide y vencerás, es su estrategia plasmada en pactos con proetarras y prófugos golpistas. Llamar progresista al bloque nacionalista que le mantiene en el poder es un insulto a la inteligencia. Pero ahí sigue. Lo de ahora es puro teatro, no se irá. Seguirá enredando e insultando... ¿y por qué no, si hasta ahora le ha funcionado?
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